domingo, 9 de agosto de 2009

JUAN 12, 24-26

Si el grano de trigo que cae en la tierra

Jesús dijo a sus discípulos: "Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto.
Jesús nos presenta, una sencilla parábola pero con un gran significado, la rutina de una semilla, una forma simple para comunicarse con la gente. Y como con las palabras no podía convencerlos suficientemente, se vale de un ejemplo, porque el trigo da mucho más fruto después que muere. “Y si esto sucede en las semillas, con mayor razón en Mí.” (Crisóstomo).

La gente conoce el recorrido de la semilla, desde los recovecos del suelo que la sofoca, la pudre y allí muere, pero con gran asombro, aparece viva sobre los surcos y se convierte en una dorada espiga con muchos granos nuevos. En otras palabras, la semilla muere sola y resucita multiplicando sus frutos. Nuestro Señor Jesucristo, “murió solo y resucito acompañado de muchos” (Beda)

El que ama su vida la perderá

El que ama su vida la perderá; pero el que odia su vida en este mundo la conservará para la vida eterna.
Jesús nos pide que no amemos el alma en esta vida, para no perderla en la vida eterna. No resulta fácil comprender esta frase, ¿nos suena duro?, ¿Qué significa para mí amar mi alma en esta vida terrenal o en este mundo?, ¿Pierde su alma quien la pone a los deseos de la farándula, y a disposición de una vida desordenada?.

El que quiere vivir según está el mundo y continuar gozando de las cosas temporales que la vida terrenal ofrece, éste la perderá, porque no la conduce a los términos expresado por el Señor en la bienaventuranza.

El que menosprecia las cosas terrenas y temporales, prefiriendo la verdad, la vida recta, el trabajo solidario por sus semejantes, la incasable tarea por los derechos del hombre entregados por Dios, la búsqueda de la paz, la vida según los evangelios, aún exponiéndose a la muerte, en otras palabras pierde su alma por las enseñanzas de Cristo, más bien la salvará.

Y el que odia su vida en este mundo, ¿es aquel que no tolera la manera de vivir de aquellos que nos quieren llevar a las cosas que no son de Dios?.
En todo caso, nuestra vida fiel a Jesús, debe ser aquella que aparte a nuestra alma de todo los que nos induce a realizar cosas contrarias s Dios, si es así, el Señor nos promete que la guardaremos para la vida eterna.

El que quiera servirme, que me siga

El que quiera servirme, que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme será honrado por mi Padre"

¿Quiénes son los que sirven al señor? Ciertamente a los que no van detrás de su satisfacción propia, todo lo contrario, sirven al Señor los que buscan la gloria de Jesús. “Que me siga y donde yo este”, es decir por los mismos caminos de Señor, no por los míos. Este es un gran compromiso, Jesús dio todo lo suyo por los demás, dio su propia vida por todos nosotros, sus hermanos. El que hace la voluntad de mi Padre ese es mi hermano. “Donde yo esté, estará también mi servidor”, ¿En la cruz?,

No es fácil tomar la cruz y seguir a Cristo, es un camino duro, arduo, hay que estar dispuesto a cumplir con todo lo que el Señor nos enseño, hay que tener dispuesta la vida contra los sufrimientos, contra los peligros y ofrecerse hasta la muerte. Así como lo han hecho muchos, dejar lo conocido por lo desconocido, abandonar las cosas del presente, por las futuras y del Reino prometido. Esta en nosotros, el encontrarnos con el Señor, por eso dijo “El que quiera servirme”.Jesús, bueno y piadoso, algo natural en El, no quiso tener ninguno que lo sirviese como obligado, por el contrario, hace que lo sirviesen espontáneamente y le agradeciesen el poderlo servir.

El que quiera servirme será honrado por mi Padre" .Es la recompensa. Pero el Señor nos dice “Donde yo esté”. ¿En el Cielo?,San Agustín dice: Porque, ¿qué mayor honra puede recibir el hijo adoptado que la de estar allí en donde está el Unico? (Catena aurea)

De corazón
Pedro Sergio

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