¿Cuándo has venido aquí?"
En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo has venido aquí?"
Mucha gente se fue en busca del Señor, ¿Que buscaban?, ¿Por qué iban tras de él?, ellos quieren más pan. Habían presenciado el milagro de la multiplicación de los panes, pero ello solo buscaban pan y vida, pero sólo para el cuerpo, no como lo ofrece Jesús. Es decir, la gente estaba confundida, pensaban que Jesús había repetido lo que sabía que había hecho Moisés, alimentar a muchos hasta saciar el hambre corporal. ¿Buscaban entonces que Jesús repitiera lo mismo?. Jesús contesto: "Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios."
¿Por cual pan estamos trabajando?, ¿Por el pan que perece o por el que no perece? Seguro que estamos trabajando por lo dos, pero la diferencia es notoria y Jesús nos lo pide así: Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre.
La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado
Ellos le preguntaron: "Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?" Respondió Jesús: "La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado." Es importante es creer en Jesús, sin embargo lo que de verdad interesa e creerle a Jesús. Hay gente que no tiene duda en creer que Jesús existió, seria absurdo negarlo, pero creerle a él, y creerle que ha sido enviado por Dios, es distinto. Esto es algo muy vigente para meditar. En aquel tiempo estos que le siguieron no lo tenían claro, por esa razón vuelven a preguntarle: "¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra?
Podemos darnos cuenta que las gentes no lograron comprende el verdadero sentido de la multiplicación de los panes, no se dieron cuenta de esta señal de Dios, que era para acreditar a Jesús como enviado del Padre. ¿Nos pasa a nosotros lo mismo y dudamos de que Jesús es enviado de Dios?. ¿Buscamos signos especiales? , las gentes argüían: Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: "Les dio a comer pan del cielo."
Es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo.
Jesús les replicó: "Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo."
Ciertamente a todo nos cuesta liberarnos de las cosas del pasado y reclamamos antes no era así o antes era mejor. En este relato se nos narra lo mismo, a las gentes de esa época que seguían a Señor, les era difícil olvidarse del pasado. Este ejemplo es para que comprendamos muchas veces la gran necesidad de la Lectura Orante, es necesario alejarnos paulatinamente de nuestros propios esquemas y abrirnos a lo que Dios nos quiere decir. Y este relato así los manifiesta, Jesús trata de ayudar a la gente a liberarse de los esquemas del pasado. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, el vino se derrama y los odres se pierden. ¡No, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y así ambos se conservan!". (Mt 9, 14-17) Jesús ha venido a traernos una vida nueva, vida de la gracia, y esa vida nos requiere como hombres nuevos, con una nueva mentalidad, con nuevos criterios, con una nueva escala de valores, ahora debemos ver las cosas de una manera distinta, y hacer un juicio renovado de los acontecimientos. En efecto Jesús, ha venido a terminar con todo lo viejo y nos trae un hombre con un nuevo sentido de la vida, con esperanzas nuevas.
Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de este pan." Jesús les contestó: "Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed."
Comer este pan sabiendo que es el Cuerpo de Cristo y sintiendo que es el Cuerpo de Cristo, es creer en Cristo, aceptar sus enseñanzas y su camino. ¿Cual es nuestro alimento?, el Señor nos enseña: Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra. (Jn 4,34)
¿Creo yo que este es el verdadero alimento que me mantiene, que da rumbo a mi vida, y que me trae una vida nueva?
De corazón
Pedro Sergio
domingo, 9 de agosto de 2009
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